Fotografía & Psicoanálisis
He aprovechado este espacio que estaba solo dedicado a la Fotografía para compartir otras de mis inquetudes y pasiones, el Psicoanálisis, y traigo de cuando en vez lo que surge como idea para hablar acerca de la vida misma en mi columna de un diario de la ciudad o alguna fotografía a este lugar, Simbólico e Imaginario presentes buscando alcanzar algo de lo Real.
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1.10.2014
Mujer y Pampa
En Junio de 2006 realicé una sesión fotográfica en la Salitrera Humberstone, y siempre me quedé con las ganas de regresar.
La experiencia tuvo algo de emoción adicional, ya que el lugar estaba abierto a visitantes y tuvimos que organizar dos puestos de vigilancia en los lugares que elegimos para las fotos, para evitar presencias de curiosos que incomodaran a las modelos. Por otro lado, no habíamos solicitado ningún tipo de permiso. Nos internamos por sus calles y construcciones y descubrimos lugares mágicos y cargados de nostalgias y abandono, desgastados por el paso del tiempo y las condiciones del desierto.
Hoy, con equipos nuevos y algunos años de experiencia encima, quiero concretar esa idea de volver, por lo que en conjunto con mi amigo y fotógrafo Eduardo Contreras, comenzaremos este desafío.
Pampa y Mujer tiene como propuesta presentar Modelos Femeninas en Desnudos Artísticos entre desierto y pampa, en salitreras, en oficinas, entre chusca y ruinas. Modelos de todas edades. (mayores de 18 años)
Quienes quieran participar como modelos deben dejar un correo con sus datos de contacto en ps.claudio.lira@gmail.com y serán contactadas para una entrevista previa en donde se les presentará el proyecto y como una instancia de acercamiento para quitarse las ansiedades propias del trabajo por venir.
Las imágenes capturadas estarán publicadas en mis sitios web y también estarán asociadas a un proyecto de publicación (sorpresa), por lo que la entrevista incluirá un contrato donde se acceda a tales usos de las fotografías.
Anímense!
Estaremos en contacto.
Claudio Lira Q.
4.24.2012
¿Tolerancia ante lo diferente o Soportar al Otro?
2.21.2012
En el nombre del Padre...
1.31.2012
Quien te quiere te aporrea ¿o violencia intrafamiliar?
¿Qué es un síntoma?
1.30.2012
¿Indignados o Malestar en la Cultura?
EL LENGUAJE FALLA
En mis publicaciones anteriores he hecho referencias (y críticas) al Lenguaje, diciendo que “el lenguaje falla”, “el lenguaje no alcanza a decirlo todo”, etc., hoy quisiera ampliar un poco esos conceptos para ver “si nos entendemos”.
Una de las características más significativas del lenguaje, es la multiplicidad de significaciones que posee cada palabra, tantas diferentes interpretaciones, variados orígenes etimológicos y significados, que a veces de solo pensarlo da para preguntarse cómo es que de verdad nos comunicamos, o más bien ¿nos comunicamos?
Un pequeño ejemplo. Entre el repertorio de palabras que poseemos en el idioma español, gran parte de ellas se pueden complementar con prefijos, uno que pareciera interesante analizar acá es el prefijo “des”, que en ocasiones podría tener la connotación de la negación o inversión del significado, por ejemplo en “des-contento”, sin embargo en “des-nudo” tenemos una variante. Del latín Nudus se desprende el significado etimológico de “sin ropa”, por lo que el des-nudo debiera remitir a la negación o inversión del “sin vestido” o sea a “vestir”, pero como ya vemos, no es así en nuestro uso actual, ya que “desnudo” remite a “sin ropa” o “en pelos” (“en pelota” como se diría hoy en lo cotidiano).
Por otro lado, el lenguaje, posee una característica que complejiza más las cosas, y es que el lenguaje no tiene la capacidad de decir lo Real, agotar la significación de las cosas es imposible. Pensémoslo de esta manera, ¿ha intentado describir el sabor de una fruta a alguien que no ha comido esa fruta?; ¿ha intentado dar indicaciones para llegar a una dirección, por teléfono?; cuando vamos al médico y tratamos de describir las molestias físicas, para dar con el lugar de la molestia debemos señalar en nuestro propio cuerpo “dónde duele”, para decir cómo duele usamos frases clásicas como: “amanecí con la espalda tomada” o comparaciones como “duele más que…”, en fin. Si está en los planes amorosos de un sujeto una “declaración de amor” a un otro la tarea se hace más compleja, conceptos como “amor” y las sensaciones físicas asociadas a ello como “mariposas en el estómago” o regalar “el cielo y las estrellas” también son útiles en esos momentos.
En definitiva, lo Real, el mundo, la vida, no se puede decir en palabras.
Cuando un bebé humano nace, el lenguaje le precede, ya existe. Y el bebé lo recibe desde sus cuidadores, o sea la familia, la madre, el padre, etc. es decir: el Otro, con mayúscula, el gran Otro, aquel que el recién nacido cree poseedor de todos los significantes, de todas las palabras, aquel que lo puede decir todo.
El bebé al nacer no posee aun lenguaje, por lo que su percepción del mundo está limitada al campo de lo imaginario frente a lo real, sin posibilidad de simbolizar aun lo que le rodea. Sólo imágenes y sonidos llenan su psiquis, pero evidentemente su cuerpo también provoca sensaciones, incomprensibles al comienzo, pero con el paso de los primeros momentos de vida ya es suficiente para distinguir, al menos algunas, en categorías básicas como de confort o incomodidad.
Para el momento en que el bebé logra comprender el lenguaje, ya identifica una serie de necesidades básicas en su organismo que ahora, gracias a sentirse en condiciones de expresar sus ideas verbalmente, podrá pedir que le ayuden a satisfacer, pero ahí el desafío recién comienza.
Sus necesidades básicas son imposibles de describir en palabras, cuando la necesidad se convierte en demanda, algo de lo Real de esas necesidades queda sin decirse, queda perdido y es ahí donde se comienza a lidiar con esto tan complejo e ineficiente como es el Lenguaje. Sólo las convenciones permiten comunicarnos, nos ponemos de acuerdo en qué significa cada cosa, pero parece que olvidamos que en definitiva cada quien puede dar la interpretación que quiera a cada cosa.
Para finalizar quisiera hacer una propuesta: La próxima vez que tenga un mal entendido con alguien, antes de comenzar a discutir pregúntese por un minuto ¿Qué me habrá querido decir en realidad?.
Claudio Lira Quezada
1.06.2012
De Amor y Otras pérdidas
En esta oprtunidad un tema complejo para un momento complejo.
Saludos
Hace algunas columnas atrás me propuse hablar acerca del “Amor y otras faltas”, en aquella oportunidad nos enfocamos en la comprensión del “sentir” llamado amor y lo anudamos con el deseo y el goce; intentamos su comprensión articulando arbitrariamente conceptos que pretenden dar comprensión a tal magno sentimiento, comprensión que debemos dar por perdida de inmediato si recordamos que nuestro intento va por medio del lenguaje, éste fiel compañero que no nos da pie para alcanzar lo Real en sus letras.
Bueno, hoy pretendo hablar de algo distinto, pero muy en relación con esa falta que pretendimos comprender en aquella oportunidad, la falta que promovía el surgimiento del deseo, deseo que nos lleva a orientarnos en la búsqueda sin final de aquello que si bien percibimos, nunca sabremos “qué” es.
Y es que así como se cree encontrar objetos de deseo que cumplen con los requerimientos para cubrir nuestras faltas, pues también así también los perdemos. Con esto no me quiero referir solamente a la pérdida de un ser querido, digamos una pareja o un familiar, sino también a cualquier proyecto o idea que se haya visto extinguida o “des-aparecida”, cancelada, imposibilitada, etc.
El que nuestro deseo apunte hacia un objeto nos lleva a depositar energía libidinal en un “algo” o en un alguien, energía que llevará en sus esencias lo más puro de nuestras faltas estructurales y que se anudará con significantes que representarán al goce asociado a el objeto y también al amor, así como a infinitas otras manifestaciones psíquicas, emocionales y físicas propias de un sujeto deseante. Pero si el objeto desaparece… ¿Dónde van a parar todo aquello puesto en él?
Tras un periodo de duelo “normal”, se debería ser capaz de resignar la idea de la ausencia del objeto y aquellas mociones pulsionales, que fueron “liberadas”, al desaparecer el objeto, deberán orientarse hacia uno nuevo que aparezca con las cualidades dignas para ser depositario de nuevos anudamientos y asociaciones.
Pero como dice el dicho: “nada es perfecto”, pues este proceso de duelo en ocasiones también falla, llevándonos a lo que desde el área clínica llamamos Duelo Patológico o Melancolía, siguiendo los pasos de S. Freud. (1917).
Es que si el duelo se realiza por alguien amado (objeto con un alto interés libidinal) entonces el resignar su pérdida puede tornarse un pasar por momentos de profundo dolor, desazón, inhibición general de todas las capacidades psíquicas, pérdida de interés en el mundo exterior, centrándose en el padecimiento interior provocado por la ausencia del objeto amado, etc.
Dos son las características más destacadas de la Melancolía: la primera está conformada por la identificación del “yo” (ego) con el objeto perdido, orientando hacia “sí mismo” todas las mociones pulsionales que quedaron sin lugar donde ir, trayendo entonces, todos los reproches y culpas que en realidad correspondían a quien ya no está, haciendo sentir “al enfermo” culpas por la ausencia y provocando un vaciamiento del yo (“baja autoestima”), auto castigo, entre otras muchas otras manifestaciones subjetivas posibles, originadas por componentes hostiles que estaban anudados a la relación con el otro amado. La segunda característica es la dualidad de las emociones en donde parece que el amor intenta por la identificación conservar al objeto (ausente), mientras el odio se ensaña con ese objeto sustitutivo ahora reconstruido en el yo.
Pero no podemos dejar de ver algo en lo que Freud no reparó, y que en la labor clínica aparece con mucha frecuencia: y es que el Sujeto al perder un ser amado, además de enfrentarse a sus mociones libidinales sueltas sin un objeto donde orientarlas, debe enfrentarse a la resignación de haber sido él mismo depositario de las mociones de otro, emociones de otro, el cuerpo del otro y ya no serlo más.
Desde la teoría y la ciencia, la Melancolía tiene psiquiátricamente una vinculación muy estrecha con la psicosis, pero esto no ha de sorprendernos, si ya sabemos que el Amor también posee estrechos vínculos con la Locura.
Claudio Lira Quezada
Psicólogo Clínico
ps.claudio.lira@gmail.com
10.04.2011
Del Amor y otras Faltas
Lo encontramos en distintas formas y lugares, hablado a modo de rima o al son de alguna armonía con una y miles de melodías distintas, cada una diciendo su propia verdad acerca de él, lo encontramos también en películas y tarjetas de saludos. El Amor. Cada cual en alguna oportunidad ha querido declarar amor a alguien y sin encontrar maneras de hacerlo o las palabras adecuadas para “decir-se” como se siente, ha acudido al romanticismo de otro para dedicar una canción o un extracto de poema en un ramo de flores o chocolates.
A la conquista del amor. Esta heroica expresión tiene tras de si una significación en la que pocas veces reparamos, y quizás no por no saber, sino por no querer saber. Conquistar es lograr alguna cosa mediante un gran esfuerzo, habilidad y empeño, en el amor es ligar a alguien, asirla, atarla, a un corazón claro está, por un sentimiento, mas no deja de contar con asociaciones anudadas al control sobre otro y por lo menos el cese de algunas actividades. Se confunde tan frecuentemente la posesión con nuestros amores, como desconociendo que el otro también cuenta con sus propias intenciones y deseos sobre él, que pueden ser también una amplia gama de requerimientos y demandas de amor. Y es que todo comienza con dos que se desean, y si desean es porque algo les falta. La media naranja dicen algunos, siguiendo el mito de Platón en El Banquete. El alma gemela, aquel que hace creer que la falta ha sido cubierta y satisfecha, el complemento ideal que otorga esa sensación de completud tan íntima que perseguimos y que en su nombre desafiamos a la locura.
Y si dos se desean, pues cada cual ideará sus propios anhelos y acunará sus más románticas fantasías para realizar con el otro, se harán expectativas de goce en relación al otro. Si la chispa enciende y si la química lo permiten, éstos se unirán en una relación real fuera de la fantasía imaginaria, lo que traerá consigo un montón de alegrías y encantos, pero también frustraciones por el goce no alcanzado. El hecho de que el deseo no se pueda articular en el lenguaje, nos deja una diferencia considerable entre lo Simbólico (la Letra) y lo Real, el significante no alcanza a decir “qué” nos falta, por lo que las fantasías románticas comienzan ya sustentadas en un vacío estructural.
Y El Amor? Bueno, el amor llega a cubrir justamente esa diferencia entre lo anhelado y lo frustrado, se pone sobre la falta y hace las veces de un velo que cubre lo inexistente. Viene a salvar el deseo, a sustentarlo pese al goce no alcanzado y mantiene a esos dos unidos.
Si lo pensamos un poco, la relación amor- deseo- goce está presente en nuestras vidas no solo en los asuntos de pareja. Está en cada acción y pensamiento en que nuestro deseo se oriente, si se postula a una nueva empresa a la que se quiere pertenecer, habrá goces asociados a ese puesto, expectativas y anhelos que no serán cumplidos en su totalidad si se consigue el empleo, y entonces será tiempo de decidir, considerando costos y beneficios, si mantener el puesto o no. Amo este trabajo dicen algunos, y es verdad porque ese trabajo también puede venir a ponerse en el mismo lugar de la falta que inició todo.
Para culminar, una reflexión final idílica dirán algunos, romántica dirán otros, pero si tuviéramos en consideración que todos somos naranjas incompletas, en falta, y que nunca encontraremos nuestra otra mitad, pues quizás todo sería mejor. Considerar al otro y a sí mismo como “imperfectos deseantes”, con sueños y anhelos de completud pero incapaces de cubrir las propias faltas (menos aun las de otro), nos permitiría ir por la vida acompañados con un otro a quien se ama y con quien compartir el camino sin exigirle imposibles, un otro con quien gozar de la vida con el deseo como estandarte.
CLAUDIO LIRA QUEZADA
Psicólogo Clínico
Ps.claudio.lira@gmail.com
5.18.2011
5.15.2011
Otro Making Off
3.03.2011
6.15.2010
Desanudando un des-nudo femenino
Parece ser que, los que nos formamos en el psicoanálisis, estamos siempre en la búsqueda del origen de las cosas, y no debiera ser de otra manera, ya Freud lo dice en diferentes lugares de su obra, en frases como “…la neurosis toma aquí como en otras partes las palabras en su sentido originario, pleno de significación y donde parece dar expresión figural a una palabra, en la generalidad de los casos no hace sino reestablecer a esta su antiguo significado” (1908), y así en un intento de presentar esta galería es que haremos caso a Sigmund y partiremos por ver la etimología de algunos significantes que están en articulación con la fotografía.
Es sabido, aunque quizás un poco olvidado producto del fácil acceso a la tecnología digital de nuestros días, que uno de los procesos mas importantes de la fotografía es el proceso de revelado, que permite en definitiva mostrar las impresiones de luz que se han hecho en una placa recubierta de bromuro de plata o un negativo, el proceso en si fue lento en su creación o mejor dicho en su des-cubrimiento, ya que las propiedades de los metales y componentes involucrados en esta fase siempre “fueron” y sólo faltaba mezclarlos en la medida justa para que además de mostrar las imágenes pudieran ser fijadas y que no se desvanecieran con el paso del tiempo.
Re-velado, proviene del latín “velare” que significa cubrir, tapar con una cortina o velo. El prefijo “re” por otra parte, hace alusión a la vuelta atrás, a la repetición o inversión del proceso a su estado anterior; es en este punto donde comienza a aparecer una característica del lenguaje, el que mediante su encuentro llegamos a poseer la cualidad de sujeto, que es la doble o triple, hasta infinita significación que se le puede dar a sus componentes (morfemas) y es que “re-velar” si bien en fotografía pareciera referirse a mostrar lo capturado en la placa de bromuro, etimológicamente podría estar haciendo referencia a volver a velar, volver a cubrir.
Otro prefijo que pareciera interesante analizar acá es el “des”, que en ocasiones podría tener la connotación de la negación o inversión del significado, por ejemplo en “des-contento”, sin embargo esta muestra presenta “des-nudos” femeninos, o mujeres en pelos (“en pelotas” como se diría hoy en lo cotidiano). Del latín Nudus se desprende el significado etimológico de “sin ropa”, por lo que el des-nudo debiera remitir a la negación o inversión del “sin vestido”, pero como ya vemos, no es así en nuestro uso actual, ya que “desnudo” remite a “sin ropa” completamente o también a algunas partes del cuerpo.
Éste impasse del lenguaje se puede ver claramente día a día en la clínica, cuando el paciente va con un “texto sagrado” en donde el deseo, haciendo uso de la metonimia propia del lenguaje, se mueve y se esconde, producto de las fuerzas de la represión, en la cadena de significantes.
La fotografía, dentro de sus conceptos fundamentales estéticos propone una “composición” determinada que haga ver sus elementos en balance y permita además al espectador, determinar en alguna medida donde fue que el fotógrafo quiso poner el “acento” en la imagen, valiéndose éste, de ángulos, profundidades de campo, luces y sombras.
Parece plausible entonces que la fotografía sea tomada como un texto, con características del lenguaje, acento, composición, además de algo por comunicar, entonces siguiendo esta ilación de significantes, podríamos llamar lector al que ve la fotografía, al espectador.
La luz y la sombra, significantes en oposición eterna y divina, de bien y de mal, de día y de noche, se muestra en la fotografía, la luz como ayudando a des-vestir, a des-velar, a mostrar, mientras que la sombra recubre, oculta y viste, anudándose con el lenguaje en el anular la acción del “sin vestido” con el “des”.
Pero lo que se busca ocultar tras el velo es el gran tema, ese velo nos permite creer que lo real será alcanzado por la palabra, que no hay castración, el velo cubre lo que no hay, re-cubre la falta.
Si pensamos que lo real, al no cesar de no inscribirse, y en la imposibilidad de alcanzarlo por lo simbólico se nos escapa, nos impresiona y nos impacta. En este velado terminamos por olvidar que al decir nuestros textos, no podremos hacer palabras lo real, lo que estamos haciendo es intentando hacer real la palabra.
A esta altura ya podríamos decir que algo de lo imaginario y de los simbólico esta anudado en la fotografía, pero lo real como siempre se nos escabulle, y en eso real perdido es que también perdemos a LA mujer, ella se hace inexistente para Lacan, algo de ella queda fuera de la significación, “no-toda” decimos que es, seguimos a Dora, preguntándonos incansablemente ¿Qué es una mujer?.
Esta muestra es un intento de capturar lo inexistente, intentando hacer real la palabra, un intento de revelar lo oculto y de mostrar lo velado.