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4.24.2012

¿Tolerancia ante lo diferente o Soportar al Otro?

Me queda la sensación que en Chile, luego de lo tristemente sucedido a Daniel Zamudio, el concepto de tolerancia ha tomado una fuerza y presencia que antes no tenía, pero pienso que no siempre se ha empleado de la manera correcta. Entonces para esta ocasión les propongo hacer un análisis exhaustivo, en la medida de lo posible, a tal concepto, para lo cual nos serviremos de algunas definiciones y etimologías. Según el Diccionario de la Real Academia Española “Tolerar” vendría definido bajo distintos usos como sigue: Acción y efecto de tolerar, respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias; reconocimiento de inmunidad política para quienes profesan religiones distintas de la admitida oficialmente; diferencia consentida entre la ley o peso teórico y el que tienen las monedas; margen o diferencia que se consiente en la calidad o cantidad de las cosas o de las obras contratadas; máxima diferencia que se tolera o admite entre el valor nominal y el valor real o efectivo en las características físicas y químicas de un material, pieza o producto. Ahora, si revisamos etimológicamente el concepto tendremos que: proviene del latín “tolerans” gen. “tolerantis” que es “soportar, cargar, tolerar”, emparentado con el verbo “tollere” – “levantar”. Acá es donde comienza a hacer ruido el uso del término, ya que tengo la impresión que el tolerar se ha usado con una connotación, desde el punto de vista subjetivo de quien tolera, como de “soportar” al otro quien está en una equivocación o error, olvidando que la subjetividad es propia del ser humano, lo que lleva consigo un concepto de unicidad, es decir que todos somos únicos e irrepetibles. Si vamos al caso particular de lo sucedido con Daniel, tendremos que pensar en lo relativo a la intolerancia, que “resulta ser cualquier actitud irrespetuosa hacia las opiniones o características diferentes de las propias. En el plano de las ideas, por ejemplo, se caracteriza por la perseverancia en la propia opinión, a pesar de las razones que se puedan esgrimir contra ella. Supone, por tanto, cierta dureza y rigidez en el mantenimiento de las propias ideas o características, que se tienen como absolutas e inquebrantables” (Wikipedia). Desde este caso puntual entonces estaríamos frente a la dura posición subjetiva de “unos” que no aceptan la diferencia en el plano de la sexualidad del “otro”. Podríamos referirnos a esto como Homofobia, que supone una “aversión obsesiva hacia las personas homosexuales” según la R.A.E., aunque en los manuales de clasificación de salud mental el término no figura como una patología ya que el concepto para algunos está referido al plano psicosocial más que al individual, lo que sería el resultado o la construcción de una serie de creencias culturales que afectan al sujeto. Si lográsemos ser capaces de comprender el concepto de subjetividad cabalmente, las diferencias no serían un problema, las mismas podrían estar anudadas a otros conceptos como Igualdad, Aceptación y Respeto, con lo que sí creo que estaríamos considerando y validando la diferencia del otro sin importar cuánto se aleje de los cánones establecidos por “lo normal” (estadísticamente hablando). Claudio Lira Quezada Psicólogo Clínico ps.claudio.lira@gmail.com

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