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10.04.2011

Del Amor y otras Faltas

Del Amor y otras faltas.
Lo encontramos en distintas formas y lugares, hablado a modo de rima o al son de alguna armonía con una y miles de melodías distintas, cada una diciendo su propia verdad acerca de él, lo encontramos también en películas y tarjetas de saludos. El Amor. Cada cual en alguna oportunidad ha querido declarar amor a alguien y sin encontrar maneras de hacerlo o las palabras adecuadas para “decir-se” como se siente, ha acudido al romanticismo de otro para dedicar una canción o un extracto de poema en un ramo de flores o chocolates.
A la conquista del amor. Esta heroica expresión tiene tras de si una significación en la que pocas veces reparamos, y quizás no por no saber, sino por no querer saber. Conquistar es lograr alguna cosa mediante un gran esfuerzo, habilidad y empeño, en el amor es ligar a alguien, asirla, atarla, a un corazón claro está, por un sentimiento, mas no deja de contar con asociaciones anudadas al control sobre otro y por lo menos el cese de algunas actividades. Se confunde tan frecuentemente la posesión con nuestros amores, como desconociendo que el otro también cuenta con sus propias intenciones y deseos sobre él, que pueden ser también una amplia gama de requerimientos y demandas de amor. Y es que todo comienza con dos que se desean, y si desean es porque algo les falta. La media naranja dicen algunos, siguiendo el mito de Platón en El Banquete. El alma gemela, aquel que hace creer que la falta ha sido cubierta y satisfecha, el complemento ideal que otorga esa sensación de completud tan íntima que perseguimos y que en su nombre desafiamos a la locura.
Y si dos se desean, pues cada cual ideará sus propios anhelos y acunará sus más románticas fantasías para realizar con el otro, se harán expectativas de goce en relación al otro. Si la chispa enciende y si la química lo permiten, éstos se unirán en una relación real fuera de la fantasía imaginaria, lo que traerá consigo un montón de alegrías y encantos, pero también frustraciones por el goce no alcanzado. El hecho de que el deseo no se pueda articular en el lenguaje, nos deja una diferencia considerable entre lo Simbólico (la Letra) y lo Real, el significante no alcanza a decir “qué” nos falta, por lo que las fantasías románticas comienzan ya sustentadas en un vacío estructural.
Y El Amor? Bueno, el amor llega a cubrir justamente esa diferencia entre lo anhelado y lo frustrado, se pone sobre la falta y hace las veces de un velo que cubre lo inexistente. Viene a salvar el deseo, a sustentarlo pese al goce no alcanzado y mantiene a esos dos unidos.
Si lo pensamos un poco, la relación amor- deseo- goce está presente en nuestras vidas no solo en los asuntos de pareja. Está en cada acción y pensamiento en que nuestro deseo se oriente, si se postula a una nueva empresa a la que se quiere pertenecer, habrá goces asociados a ese puesto, expectativas y anhelos que no serán cumplidos en su totalidad si se consigue el empleo, y entonces será tiempo de decidir, considerando costos y beneficios, si mantener el puesto o no. Amo este trabajo dicen algunos, y es verdad porque ese trabajo también puede venir a ponerse en el mismo lugar de la falta que inició todo.
Para culminar, una reflexión final idílica dirán algunos, romántica dirán otros, pero si tuviéramos en consideración que todos somos naranjas incompletas, en falta, y que nunca encontraremos nuestra otra mitad, pues quizás todo sería mejor. Considerar al otro y a sí mismo como “imperfectos deseantes”, con sueños y anhelos de completud pero incapaces de cubrir las propias faltas (menos aun las de otro), nos permitiría ir por la vida acompañados con un otro a quien se ama y con quien compartir el camino sin exigirle imposibles, un otro con quien gozar de la vida con el deseo como estandarte.

CLAUDIO LIRA QUEZADA
Psicólogo Clínico
Ps.claudio.lira@gmail.com